viernes, 5 de diciembre de 2008

Ensayo Bienvenidos a la Nanolengua

Tal como afirma José Luis Ortiz Garza en su disertación “Tanto cuanto se lo permitamos” expuesta en el Coloquio “Horizontes de poder”, los satélites de difusión directa, la telefonía celular, la popularización de las computadoras personales, de Internet, del fax y demás parafernalia electrónica, demuestran claramente que la técnica ha simplificado notablemente la interacción humana, haciendo más poderosos a aquellos de quienes dependen estos enlaces. La concentración de importantes empresas de comunicación el temor en gigantescos consorcios multimedia, ha despertado en muchos ciudadanos el temor a una manipulación de sus vidas. Cumpliendo de esta manera las profecías descritas en las obras de Orwell (1984), Huxley (Un mundo feliz) y Bradbury (Farenheit 451), en las que la omnipotencia del tirano logra ejercer la alienación absoluta de la conciencia humana, de tal manera, que los habitantes de estos países, prefieren la situación imperante a las libertades individuales perdidas. Pero, vale preguntarnos: ¿Es realmente posible este peligro?

Sí. Negar la profunda influencia de medios masivos sobre el mundo actual sería cegarse ante la evidencia. Muchas de nuestras conductas son resultado de estereotipos que, más consciente que inconscientemente, nos contagian los programas o avisos emitidos por la televisión, radio y diarios entre otros.

A principios del siglo pasado, este efecto estímulo/respuesta que supuestamente producían los medios sobre la conducta del receptor, se denominaba teoría de la bala mágica. Esta implicaba que cualquier mensaje «cargado» y «disparado» por los medios, necesariamente surtiría efecto en la mente de las «víctimas», debido a que la posición del receptor en estos casos, sería la de un hombre o una mujer psicológicamente indefensos, razón por la cual los mensajes se grabarían fácilmente en sus mentes.

Contrario a esta postura mecanicista y denigrante de la capacidad intelectiva y reflexiva del ser humano, los expertos han demostrado que las principales influencias que inciden en la formación del comportamiento de una persona, provienen de los grupos primarios y el ambiente educativo, y no tanto de los medios de comunicación social, cuya misión es fundamentalmente: reforzar actitudes, creencias y opiniones ya existentes.

A fin de esclarecer el precedente análisis sobre la manipulación de la información por parte de los medios masivos hacia la opinión pública, analizamos en detalle cada una de estas obras distópicas literarias, para intentar comprender las ideas de Orwell, Huxley y Bradbury sobre el futuro de la humanidad.

En 1984 (año 1948) de George Orwell, el Estado controla absolutamente toda la vida de sus ciudadanos: sólo existe un partido político, los medios de información están controlados y manipulados para servir únicamente como propaganda del régimen, el amor y los sentimientos resultan prácticamente un acto de rebelión, la única lengua conocida es la nanolengua y sólo aquellos libros útiles al Estado y al Partido son traducidos a ella, condenando al olvido a todos aquellos otros que contienen ideas peligrosas (entendiendo que todas las ideas lo son) ya que lo que pretende es aniquilar la conciencia de los hombreas y obligarlos a ser estúpidamente felices. Esta reflexión surge de la filosofía que pauta el partido “El que controla el pasado controla el futuro; y el que controla el presente controla el pasado.”

Del mismo modo lo expresaba Huxley en Un mundo feliz (año 1932) donde presenta una sociedad en la que todos sus habitantes viven felices, pero a cambio, deben resignarse a no obtener ningún tipo de información adicional, más allá de la suministrada por los poderes públicos. Bajo este régimen, quien se revele y busque investigar más allá del sistema, será castigado con el destierro, ya que este tipo de reacciones no tienen cabida en el mundo feliz de la desinformación. La obra muestra un Estado absolutista completamente eficaz:

“Un estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores, pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Inducir a amarla es la tarea asignada en los actuales estados totalitarios a los medios de propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela.”

Continuando el análisis de la manipulación de la información, llegamos hasta el futuro que Ray Bradbury propone en su Farenheit 451 (del año 1953). Aquí el absurdo se ha convertido en un departamento de bomberos que en vez de apagar los incendios, los provoca quemando todos aquellos libros que obligan a los ciudadanos a pensar distinto a la mayoría, a ser personas con voluntad propia, porque en verdad su fin es volverlos vulnerables a los designios del régimen. Para ilustrar este concepto, vale la pena citar al autor cuando pone en boca de Faber (un antiguo profesor) la siguiente reflexión para alentar a Montag durante su discusión con el capitán: “…recuerde que el capitán pertenece a los enemigos más peligrosos de la verdad y de la libertad, al sólido e inconmovible ganado de la mayoría.”

A la luz de lo expuesto, nuestra sociedad actual tiene mucho de la ciencia ficción que nos ofrecen estos tres grandes de la literatura, quienes casi proféticamente, han acertado en más de un caso sobre la dominación de las poblaciones a través de los mass media. Ahora, vale preguntarnos ¿qué fines motivan a los poderes públicos para que ejerzan este dominio totalitario sobre las sociedades? ¿Lo hacen en busca del bien común (felicidad) como se manifiesta en las tres novelas? A continuación, tres contundentes ejemplos de respuestas:

Como sucede en Farenheit 451, si les niega a los ciudadanos el acceso a la información, se les prohíbe la facultad de aprendizaje, de reflexión y así, la educación. Creando así ciudadanos frágiles a la dominación autoritaria, quienes en el futuro, seguramente tendrán serias dificultades para tomar decisiones, alcanzar su autonomía, libertad y desarrollo intelectual necesarios para desenvolverse en la vida.

Del mismo modo, si educamos a nuestros niños para que no se interesen por saber, analizar, explorar, meditar o investigar, sino que apenas se tiende a mantenerlos entretenidos, alegres o sedados y aletargados; como se infiere que viven los habitantes de Un mundo feliz (año 1931) de Aldous Huxley, cuando se conviertan en jóvenes, serán una generación perdida, incapaz de tomar decisiones por sí mismos, ignorantes, dependientes del estado totalitario y sobretodo oprimidos fácilmente manipulables al antojo del corrupto de turno.

Del 1984 de Orwell, destacamos el macabro plan que lleva a cabo el partido para hacer realidad su lema: “La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud y la ignorancia es la fuerza”, que llega a provocar la pérdida total de la noción de la realidad, siendo todo habitante incapaz de diferenciar entre lo que es verdad y lo que es mentira. La ambigüedad misma impera en 1984 bajo lo que Orwell denominó doblepensar (modo de pensamiento que se basa en la contradicción misma). Práctica común en nuestros días, de tantos medios que se dicen y desdicen con tanta rapidez y facilidad que cualquier espectador se vuelve vulnerable y sumiso como los pobladores de Oceanía, dejándonos de lado a nosotros mismos como hombres racionales.

Para ver con otros ojos los postulados anteriormente expuestos, nos animamos a consultar textos de pensadores, escritores y filósofos que han mostrado diversas visiones sobre la comunicación, el acceso a la comunicación y la manipulación de los media.

Por citar un ejemplo Philippe Breton, quien en “La utopía de la comunicación, el mito de la Aldea Global,” manifiesta que el hombre de nuestros días es “Homo Comunicans (…) un ser sin interioridad y sin cuerpo (…) un ser volcado hacia lo social, que sólo existe a través de la información y el intercambio (…) gracias a las nuevas máquinas de comunicar.” En otras palabras, el desmesurado avance tecnológico ha provocado la atomización del ser humano, convirtiéndolo en una marioneta más del sistema, involucionando hacia lo tribal como diría Mc Luhan, volviéndolo un ser vacío, sin expectativas, sin reflexión y sin pensamiento. Un ser que ha olvidado su esencia frente a los demás seres vivos: la razón.

Este despojamiento del hombre sobre el hombre, también se ve reflejado en cómo nos comunicamos entre nosotros. Es decir, si el hombre en esencia ya no es nada, es lógico pensar que “…la comunicación se volvió una palabra que ya no quiere decir nada, a fuerza de querer decirlo todo.” Paradójicamente, lo mismo le sucedía a la neolengua de Orwell en 1984. Una lengua que tendía a la simplificación. A diarios que empleaban palabras monosilábicas, a contracciones, y año a año reducían el alfabeto. Definitivamente un pueblo sin habla difícilmente pueda hacerse o darse a entender.

Por su parte Alejandra Daiha en su artículo periodístico “El valor del vacío”, también aporta su visión sobre la reducción del lenguaje y la comunicación personal:
“Los nuevos modos de comunicación (Internet, mensajes de texto por teléfono celular) están operando inclusive sobre la manera en que se habla. Lo que ya se dio en llamar neo-lenguaje, es el resultado de un código creado para agilizar los contactos, hecho de palabras abreviadas, iniciales y contracciones, que ya empezaron a incorporarse al lenguaje oral. ¿Para qué? Nada más que para ahorrar palabras.”

Del mismo modo se manifiesta Schmucler afirmando que “la neolengua, en nuestra época transita por dos rumbos (…) la búsqueda (…) del buen funcionamiento de los sistemas globales, o el balbuceo de las palabras comodines que sirven para nombrar cualquier cosa.”

Este cambio de actitudes individuales a su vez lo llevó a cambiar la relación de las personas con su entorno social. Llegando a lo que Breton sentencia: “No existe más «ser humano» sino más bien «seres sociales» definidos por sus capacidades para comunicarse socialmente. El hombre moderno es un ser comunicativo. Su interior está por completo en el exterior.”

Héctor Schmucler, por su parte coincide con Dahia y Breton sobre el vaciamiento de la palabra como ente significativo y se cuestiona: “¿Desde cuándo las palabras comenzaron a perder fuerza? ¿Desde cuándo los hombres dejaron de ser la palabra?” Y agrega: “…la palabra se hizo técnica, instrumento y los seres humanos se hicieron instrumentos de los instrumentos.” Schmucler plantea claramente un futuro trágico para los hombres y la comunicación. Un mundo donde el hombre se aísla de sí mismo, convirtiéndose en apenas un engranaje de un sistema macabro del que difícilmente pueda escapar.

Por todo lo precedentemente expuesto y a modo de categórica conclusión, tomamos algunas palabras de Schmucler a fin de generar en el lector una mínima reflexión sobre el tema: Tal como sucedía en 1984, Un mundo feliz y Farenheit 451, hoy “Sin tiempo para la memoria, el el lenguaje humano desaparece. Sin memoria y sin lenguaje la voluntad humana (…) pierde significación” Y tengamos en cuenta que los tan vigentes lemas de Orwell pregonan “La guerra es la paz”, “La libertad es la esclavitud” y “La ignorancia es la fuerza”, hoy podemos afirmar sin sarcasmo: La comunicación es el aislamiento.”

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Una mirada con rimel a la creatividad publicitaria



(nota publicada en Clandestina.com, web estudiantil, año 1999)

El tema debate que hoy aborda esta columna es tan nuevo como la publicidad y tan viejo como las rivalidades entre ambos sexos:
“¿Por qué en creatividad publicitaria la mayor parte de los cargos creativos están ocupados por hombres?”
O, como bien lo planteó la web de Y&R en su investigación (la que inspiró esta nota): “Creatividad, ¿cosa de machos?”

Cabe aclarar que esta nota no forma parte de ningún manifiesto feminista, ni pretende sumarte o sumarse a las luchas de Pronto Shake (comercial del momento). No buscamos fama, ni lástima, ni cámaras de TV, ni flashes, ni autógrafos, ni un puesto en una agencia para callarnos (aunque lo podríamos pensar). Simplemente buscamos mostrar una “curiosa” faceta de la creatividad publicitaria.

Adentrándonos en el tema surgieron varias teorías para responder a tan compleja pregunta. Una de las primeras (que descartamos como se descartan las primeras ideas por ser las más obvias) fue la del mítico número de cabezas que posee el hombre a diferencia de la mujer (la que nos pareció más chiste que teoría) que además fue perdiendo sustento a medida que fue analizada más exhaustivamente por nuestras filósofas. Ya que, llegaron a la conclusión de que este pensamiento era exactamente a la inversa del que tenía Descartes. Es decir, su “supremacía intelectual” no piensa y sólo existe. (si tenemos la dicha de que exista –pensaron ellas-)

Los datos que arroja esta investigación del Departamento de Prensa de Y&R son realmente alarmantes (de veras, no exagero) más si pensamos que esto ocurre en el umbral del siglo XXI (bastante lejos de la época de la colonia donde la mujer era un objeto más de la casa que sólo traía hijos al mundo).

En Argentina la cosa está planteada así: de las 20 primeras agencias del país, 8 de cada 10 creativos son hombres. Sí, en números concretos de 267 personas (de los departamentos creativos) 222 son hombres y solamente 45 mujeres. A esto sumale que todos, o sea los 20, están liderados por hombres.

Mujer argentina nativa o por opción, si tienes entre 18 y 30 años no te dediques a la creatividad publicitaria!!! Dedicate a la jardinería, el origami, la gastronomía, corte y confección… ¡Pará! Antes rebuscar Utilísima Satelital, lee lo que opinan algunos de los que trabajan fuera y dentro del medio:

“Los creativos sobresalientes son los que ponen todo para estar ahí, y ahí encuentran poder, prestigio y trascendencia.” Silvia Cazoll (investigadora de mercado)


“Las buenas ideas no tienen sexo. Lo de las mujeres es autodiscriminación.” Gaby Herbstein (fotógrafa)

“Los espacios que debe ocupar la mujer son la cama y la cocina. Y si la cama está en la cocina, mejor.” Mario Pergolini. (Aunque se lo merecía no lo censuré porque quiero hacer una columna objetiva)

“Creo que las mujeres son más creativas que los hombres, sobretodo en el humor. Yo trabajo con hombres y mujeres, todavía no experimenté con travestis.” Jorge Guinzburg (periodista)

“La única manera de ganar espacios es ocupándolos. Y esa es una responsabilidad exclusiva de nosotras mismas.” Mariela Simirgiotis (Redactora Y&R Buenos Aires)

“La aproximación de un buen creativo varón a un tampón puede ser alucinante y la de una mujer a un botín de fútbol, todavía mejor.” Pablo Del Campo (Director general creativo y socio fundador de Del Campo Nazca S&S)

“El lugar que ocupes será exactamente proporcional al esfuerzo que hayas hecho para conseguirlo.” Magali Arrigo (Redactora de esta nota. Dejanos la tuya en el Foro Clandestino!)

La cuestión está planteada. Ahora está en cada una de nosotras asumir o no el desafío de intentar formar parte de este mundillo. Podés elegir descubrir en vos esa “otra sensibilidad” o “sensibilidad hacia productos femeninos” –según dicen por las sensaciones que experimentamos- “esa intuición”, “lo maternal”, “lo naif” y tantas otras excusas que se le puedan ocurrir a un creativo (no da la nota para agregarlas a todas). O demostrarte y demostrarles que una mujer puede ser madre, amante y una muy buena creativa que hace avisos inteligentes.

Para la reflexión dejo unas palabras de la escritora Anaïs Nin:
“La vida se encoge o se expande en proporción al coraje que uno tenga. Lo bueno es que el coraje no es uno, el mismo y para siempre. Crece con cada riesgo que uno toma, con cada paso que uno se atreve a dar sin imitar a nadie, ni espiar al del costado, siguiendo a ese susurro del alma tan parecido a la identidad.”